jueves, 6 de noviembre de 2014

El pollo machacado con instintos sexuales.

Ya, ya lo sé, esto no encaja en la descripción de este blog, pero me parece necesario compartirlo.

Intentaría explicar brevemente la temática pero me resulta imposible.
Intentaría entenderlo si fuese posible.
Intentaría catalogarlo, pero aun no se ha inventado una palabra para ello.
Intentaría limpiar esa casa, pero tendría que comprar la empresa entera de Disiclin.


Gracias a María Cebrián por hacer que no pueda disfrutar de nuevo de una comida en la que esté presente el pollo en un lustro.

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